Los callos y durezas en los pies son uno de los motivos más frecuentes de consulta en podología. Aunque muchas veces se consideran un pequeño “molestia estética” o de comodidad, pueden evolucionar hasta provocar dolor intenso, limitación en la marcha o incluso heridas si no se tratan adecuadamente.
¿Qué son los callos y por qué aparecen?
Los callos y las durezas (hiperqueratosis) son zonas de piel engrosada formadas por una acumulación de células muertas queratinizadas. Esa piel “adicional” actúa como mecanismo de defensa: la epidermis responde a fricción, presión repetida o carga excesiva con la formación de esa capa protectora.
En condiciones normales esa adaptación puede no causar problemas, pero cuando la presión o la fricción se mantiene de forma repetida y prolongada, esas durezas pueden crecer mucho, endurecerse y volverse dolorosas, especialmente si se localizan bajo la planta del pie, en las cabezas metatarsales, talones o zonas de roce.
Las durezas superficiales (hiperqueratosis) suelen no ser dolorosas, mientras que los callos profundos o “helomas” (también denominados popularmente “callos dolorosos” u “ojos de pollo”) son más focales, con un núcleo duro que presiona estructuras internas y provocan dolor al caminar.
Consejos prácticos para prevenirlos
Prevenir callos y durezas es casi siempre más fácil que tratarlos. En casa puedes adoptar una serie de hábitos muy útiles. Estas son las recomendaciones que en Clínica Podologica Caminás hacemos:
Elegir un calzado adecuado: Que tenga buen ajuste, con suficiente espacio en la puntera para los dedos, suela acolchada, sin costuras internas que rocen, y, de ser posible, materiales flexibles que se adapten al pie. Evitar zapatos excesivamente estrechos, rígidos, de tacón alto o inadecuados para largas horas de pie.
Usar calcetines cómodos y transpirables: El calcetín crea una barrera entre la piel y el calzado, reduciendo la fricción directa. Elegir calcetines de algodón o tejidos que permitan ventilación; evitar los que aprietan.
Alternar posturas o movimientos si pasas muchas horas de pie: Si tu actividad implica carga continua, trata de cambiar de postura, caminar un poco, cambiar el calzado o repartir el peso. De ese modo se reduce la presión repetida en zonas concretas del pie.
Higiene y cuidado de la piel del pie: Al regresar a casa, es recomendable lavar y secar bien los pies. Realizar baños de pies en agua tibia, para ablandar la piel si se detectan zonas ásperas. Luego, aplicar crema hidratante para mantener la elasticidad cutánea. Una piel bien hidratada tolera mejor la fricción.
Exfoliación ligera y periódica (con moderación): Si notas durezas superficiales, puedes usar piedra pómez o lima específica después del baño para suavizar la piel. Pero siempre con suavidad, nunca cortes ni cuchillas en casa, ya que pueden causar heridas indeseadas.
Uso de plantillas o protecciones en calzado cuando haya puntos de presión: Si sabes que tienes tendencia a callos en una zona (por ejemplo bajo la planta, o en un metatarsiano) un podólogo puede recomendar plantillas o acolchados que distribuyan mejor la presión y reduzcan el riesgo.
¿Cuándo acudir a un podólogo para tratar callos con quiropodia profesional?
Aunque muchos callos y durezas pueden manejarse con buen cuidado en casa, hay situaciones en las que resultará imprescindible acudir a un especialista
Callos dolorosos, con núcleo profundo (helomas).
Hiperqueratosis persistente que reaparece tras eliminiar callos o durezas en casa.
Zonas de presión anómalas, deformidades, juanetes, dedos en garra, alteraciones biomecánicas.
Personas con factores de riesgo: diabetes, mala circulación, neuropatía, edades avanzada.
Fracaso de cuidados domiciliarios o aparición de signos de complicación (rojecimiento, dolor, inflamación, posibles lesiones debajo de la piel).
Los callos y durezas en los pies, lejos de ser un problema leve o meramente estético, pueden derivar en dolor crónico, inflamaciones, ulceraciones o limitaciones en la marcha.
En Clínica Podológica Caminàs estamos preparados para ofrecer una quiropodia profesional, diagnóstico biomecánico, plantillas a medida y un plan personalizado de tratamiento y prevención. Si notas callos dolorosos, durezas recurrentes o quieres una revisión preventiva



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